Lo que hoy en día conocemos como cajón flamenco, no siempre ha tenido ese nombre, ni es un instrumento que se haya inventado específicamente para su uso en el flamenco. Su invento se remonta al siglo XVII, cuando los esclavos utilizaban cajas de madera para transportar las mercancías. En sus descansos, se sentaban sobre estas cajas y le daban golpes como si se tratara de un tambor. Allá por la mitad de este siglo, ese cajón ya se conocía como un instrumento de percusión entre la población afroperuana, que lo incorporó a su folclore.
El conocido como cajón peruano fue evolucionando paralelamente al país, y a final de la década de los 70, en España, el guitarrista y compositor Paco de Lucía, insertó este instrumento en España, con la única diferencia que añadió una cuerda de guitarra para extraer de él un mayor chasquido y sonoridad.
Desde entonces, la innovación ha sido continua, y fabricantes destacados como Cajones Beta están realizando cambios sustanciales en el instrumento: en su forma, en su afinación, en su degradado musical, con tapas personalizadas…
Quién sabe, ¿dentro de unos años lo adoptarán los chinos para su música tradicional?
Lo que es cierto, que lo que ahora se conoce como un instrumento más, tuvo un origen de lo más curioso.